Dunquerque, La Lista de Schindler, Bravheart o Titanic no sólo son películas realmente buenas, sino representaciones de hechos que ocurrieron en la vida real. Es por ello, que sus directores han intentado ser lo más fieles posibles a la historia a la par que capaces de ofrecer un buen producto en la gran pantalla.
Para conseguirlo, no sólo se han empapado de los libros de historia, sino que han dejado pequeñas pistas y detalles que las hacen más especiales y las han convertido en los clásicos que son actualmente.
Los pequeños detalles marcan la diferencia
Hace veinte años que Titanic se estrenó en cines y la pregunta más repetida en todo este tiempo es por qué Jack no se subió a la tabla con Rose para salvar su vida. Sin embargo, la película tiene otros pequeños detalles, en los que la mayoría no se fija y que la hace tener mucho más sentido.
Al finalizar la película, justo después de ver a Rose durmiendo en su cama, nos transportamos de nuevo al interior del Titanic. La escena pasa de un barco hundido a un barco con vida, como lo habíamos visto anteriormente durante la historia de amor de Jack y Rose.
Podemos ver a Rose entrar en el gran comedor del barco, donde Jack la espera en la escalera junto al reloj. Los que hayan visto la película sabrán que esta escena es una referencia a otra que vemos anteriormente en el mismo comedor.
En esta escena, Jack le da a Rose durante la cena una nota que pone: «Haz que el tiempo cuente, reúnete conmigo en el reloj».
En sus sueños, Rose consigue ir al reloj con Jack y aquí encontramos el pequeño detalle oculto. Si nos fijamos bien en la hora que pone el reloj, son exactamente las 2:20.
Esta hora no es casualidad ya que el Titanic se hundió el 15 de Abril a las 2:20.
La atención a los detalles que tiene esta película, combinado con la historia de amor entre Jack y Rose, han convertido a Titanic en uno de los clásicos del cine más galardonados de la historia.