La quinta temporada del programa culinario Masterchef arrancó anoche en RTVE cargada cuanto menos de decepciones y es que parece que en las últimas temporadas no consigue remontar y alcanzar el nivel que tuvieron las primeras ediciones. Sin embargo, el programa empezó bien con la ronda de casting, en la que nos hicieron reír y en la que algunos ya seleccionamos a nuestros favoritos. Hay que admitir que se sigue notando que algunas cosas están más que guionizadas como la ‘repentina’ decisión de incorporar a un aspirante más al concurso. Dejando a un lado estos asuntos, vamos a centrarnos en la comida y el programa en sí mismo.
Prueba de exteriores
Tras conoce a los 16 aspirantes que formarían parte de esta nueva entrega de Masterchef tocaba empezar las pruebas reales. La primera fue la prueba de exteriores que en este caso parece haber sido demasiado no sólo para los concursantes sino también por las condiciones del tiempo ya que cocinaron a 10 grados bajo cero. Tampoco ayudó el hecho de que los jueces decidieran cambiar los equipos a medio cocinado y que ha resultado ser todo un desastre, dejando a numerosos invitados sin comida.
Prueba de eliminación
Una vez decidido el equipo perdedor, tocaba volver a plató para la eliminación. Los jueces pidieron a los concursantes recrear una tarta de 11 capas que no pudieron ver, tan sólo saborear durante unos minutos. Los participantes se agruparon por parejas y empezaron a cocinar pero todo estaba destinado a ir mal desde el momento que la mayoría olvidó ingredientes básicos como huevos, azúcar o condimentos. Una prueba realmente compleja de realizar aun viendo el postre y teniendo la receta por lo que la idea de hacerla a ciegas ha sido una auténtica locura. Las imágenes no son nada apetecibles.
Finalmente fueron el equipo formado por Nathan y Jordi los señalados como los peores de la prueba, con la consecuente expulsión del catalán Jordi, aunque Nathan le robó todas las miradas después de que casi se desmaye por culpa de un ataque de ansiedad.
Parece ser que el problema de Masterchef empieza a residir en que pretenden hacer de un programa de cocina un reality donde los jueces son los protagonistas y la cocina queda en un segundo plano. Seamos sinceros, queremos ver como cocinan y como dejan volar su imaginación, realizar cambios por sorpresa y pruebas imposibles a aficionados a la cocina solo está consiguiendo descender la calidad del programa.
Concursantes
Este año los 16 concursantes, ahora 15 tras la expulsión de anoche, son cuanto menos peculiares. Tenemos a Adrián, un chico que lleva trabajando como camarero desde los 16 años y cuyo sueño es convertirse en chef. Como no podía faltar en una edición de Masterchef una jubilada y amante de la cocina tradicional el programa eligió a Edurne como una de las nuevas concursantes. Sevilla queda representada por Elena, una Policía Nacional que tendrá que luchar mano a mano con Laila, una relaciones pública con estrella Michelín en cócteles.
Silene es de origen brasileño y es una empresaria de 43 años que quiere triunfar en la cocina. De Madrid llegan Paula, una psicóloga a la que no toman en serio por ser demasiado joven, Paloma, un abogada que ha viajado por todo el mundo y José Luis, un buscavidas de 45 años que hace lo que sea por mantener a su familia. Lorena es una experta en maquillaje de Barcelona, igual que Nathan, aunque él es jefe de sala.
Adrián es el chico al que todos adoramos ya por su historia, cuando pesaba 100 kilos su novia lo dejó, ahora llega totalmente cambiado al programa. Por otro lado está Paula, una chica vegetariana que lo tendrá muy difícil en este concurso, casi tanto como José María, el torero. Salva es el peluquero que ha tenido en sus manos a más de un famoso de este país, casi tan famosos como Odkhuu, el diseñador de moda de origen Mongol.
No hay que olvidar a Miri y a Jorge, dos chicos que se conocieron en el casting y que parecen haber conectado más que bien. Ella se fue a Boston por su ex-pareja y él es un ex-futbolista del Atlético de Madrid, sólo había plaza para uno de ellos pero el programa decidió que entrarían los dos.
